29 noviembre 2006

club squash LEÓN


Año 2001.
Un recuerdo de mi hermano

27 noviembre 2006

violencia de genero


El sábado fuí con mis amigas al balet de Othelo. Impresionante. Todo, impresionante, bellisimo.

23 noviembre 2006

dignidad y carácter

Mi padre solía escribir en el periódico local. Este artículo lo publicaron pocos dias antes de morir él, realmente estaba dedicado a una persona que no solía escucharle y que le desprecio hasta el último día, incluso ahora sigue despreciandole. No puedo, y me gustaría, decir quién es, allá cada uno con su conciencia.

Besos para mi papi



Jueves 4 de septiembre de 2003
FERNANDO ALGORRI RODRÍGUEZ
TRIBUNA

CUANDO las palabras dignidad y carácter están unidas, reflejan la forma de ser de una persona cuya personalidad define los rasgos que conforman su fisonomía y las distingue de aquellas otras cuyo modo de ser ofrece el aspecto agrio, avinagrado, adusto, brusco o grotesco, que bien por la educación adquirida junto a malas compañías, por agrado o adquiridas biológicamente, es decir heredado, existe en su forma de ser para ser transmitido posteriormente.

Esta diferencia en la cualidad de las personas se advierte en todas aquellas, sea cual sea su posición. Lo que resulta evidente es que, por razones de su trabajo, unos lo manifiestan más abiertamente que otros.

Por lo tanto, podrán alcanzar estas diferencias entre personas introvertidas o extrovertidas, o sea, de carácter alegre, dulce o sencillamente apacible, frente a aquellas otras de carácter irascible, de mal genio, en la que los primeros suelen mantenerse firmes en su línea de conducta y las otras cuya firmeza de mal carácter es más voluble y, por tanto, más propensas a enfadarse o irritarse, llegando incluso a veces a fingir su estado de ánimo para desarbolar a aquellas personas que no sean de su agrado.
... el papel que juegan los padres, en cuanto a la educación que imparten a sus hijos, la mayor parte de las veces es determinante.

Ahora bien, cuando una persona es herida en su amor propio, y su dignidad no se lo permite porque suelen ser sensibles a los desprecios o faltas de consideración que hiera su dignidad, es cuando presumiblemente es origina el enfrentamiento. Y entonces cada cual defenderá su orgullo, la honradez, y la respetabilidad conforme al carácter y manera de ser que distingue a unas personas de otras.

Si se trata de investigar la conducta o modo de conducirse de los miembros de una familia, podría decirse que el papel que juegan los padres, en cuanto a la educación que imparten a sus hijos, la mayor parte de las veces es determinante y consecuente con la conducta que éstos propagarán en todos los ámbitos en que se desenvuelva su vida, en el colegio, con los amigos durante y después de sus juegos, etcétera, lo que podría llamarse conducta y carácter hereditarios, que sin ellos pretenderlo tratan de transmitirlo a la sociedad y por ello a veces son realmente rechazados por ella.

En las universidades ocurre lo mismo, aunque la forma de manfiestarse es más sutil, más sofisticada. Tanto entre alumnos como entre los profesores, aunque éstos con menos convicción, existen también tales diferencias, si bien, como es natural, son menos frecuentes. Mas no por ello hay que dejar de mantener cierto tacto y la diplomacia que sea necesaria para elegir entre aquellas personas con carácter y dignidad y aquellas otras que carecen de tales cualidades.
En el desenvolvimiento de la vida social de cada cual, uno tiene que tener la suficiente intuición para detectar aquellas personas con las que no es aconsejable mantener una amistad o relación social, de aquellas otras cuya conducta no aconseje mantener con ellos cierta amistad.
Aunque en principio pueda dar la sensación de que esta elección pueda ser complicada no suele ofrecer ninguna dificultad, puesto que el poder psicológico del que dispone cualquier persona suele ser suficiente para distinguir a las personas formales de aquellas otras que dejan mucho que desear, aunque siempre existen personas delincuentes que engañan hasta a su propio padre, timadores que son amigos de lo ajeno, que resultan mucho más difíciles de sorprender, con los que hay que tener gran cuidado para no ser engañado.

Por último están los políticos. Entre ellos los hay con más o menos dignidad de carácter. En este caso el ciudadano tiene que tener la suficiente capacidad de inteligencia para saber distinguir el más aceptable de acuerdo con sus propias convicciones políticas, para confiar su voto a favor de aquel que le haya convencido.

De todos modos, conviene advertir que hay muchos políticos que para ocultar o tapar su insuficiencia de expresión y, por tanto, su incapacidad de representar a los ciudadanos con seriedad y fielmente, son amigos de emplerar con harta frecuencia la sátira cuando desean ridiculizar al rival, en lugar de exponer con toda seriedad sus ideas políticas con el fin de satisfacer los deseos de aquellos que tengan intención de votarle, empleando un conjunto de expresiones correctamente y haciendo un uso adecuado de la gramática, sin necesidad de desacreditar al rival empleando falsos testimonios, que muchas veces resultan grotescos dichos por personas a las que se supone un alto grado de cultura.

«Es imposible elevarse en este mundo sobre los demás sin dignidad de carácter». (Philip Dormer Stanhupe, Iord Chesterfield).

mi padre


La imagen real de esta historia lleva conmigo algún tiempo y me resistía a escribirla, porque uno no está acostumbrado a “tirar la toalla”, pero sinceramente creo que ha llegado el momento más adecuado, difícil momento, de escribirla.


Una larga fila de montañeros subía por la falda de aquella montaña, formando una serpentina multicolor debido a los colores chillones de su indumentaria. Era un día de invierno nevado y con mucho frío. Un día grande donde tenían cabida todos los montañeros, los veteranos, aquellos que se iniciaban y los niños, sobre todo los niños. Grande, porque se iba a colocar El Belén en la cima de aquella cumbre que habían elegido un hermoso día de Navidad.


Subieron todos, buscaron el sitio más apropiado bajo una oquedad y colocaron con mimo las figuras de barro que llevaban en el interior de sus mochilas, formando un Nacimiento precioso. El instante era único. La vivencia, privilegiada para todos ellos.


Subía con pasos cortos, lentos, le estaba costando un gran esfuerzo. Era consciente de que era el último, el rezagado, y sentía que las fuerzas le estaban abandonando. Los demás se iban alejando a medida que subían y se da cuenta de que no llegará a alcanzarles hasta que no llegue a la cumbre. En aquel momento pensó, no sin gran dolor, que este sería el último Belén al que podría subir, tal como venía haciendo cada año desde hacía muchos. Claro, que pensándolo bien, eso no es bueno ni es malo; había cumplido setenta años y simplemente había que reconocer que la vida estaba cumpliendo sus leyes. Reflexionó sobre aquella frase del escritor José Saramago: “ No permitas nunca ser menos de lo que eres, porque ser viejo no es ningún estigma, ni una vergüenza”.


Cuando logró unirse al grupo que estaba alrededor del Belén, aún tuvo tiempo de cantar algunos villancicos. Ningún montañero se había percibido de su retraso, porque los jóvenes, sobre todo, cada vez se distanciaban más en su avance y ninguno solía mirar hacia atrás. Pensó que cada año habría algún rezagado como él, porque todo montañero, como cualquier otro deportista, vive su tiempo y cumple las reglas que impone la edad o la naturaleza.


Habrá otros Belenes, otras ascensiones a picos idénticos a los que él había subido, otras travesías por parajes hermosos, como todos los que ofrece la montaña. Es la ley, se dice. Mientras desciende resignado, algo fatigado; el viejo montañero sonríe y recuerda.


Había sentido una atracción tardía por la montaña. Antes había practicado otros deportes, de manera más intensa el fútbol. Ahora, al volver su pensamiento atrás, lamentaba no haber empezado a practicar el montañismo a edad más temprana.


Recuerda, no sin nostalgia, aquella primera excursión en la que hizo la travesía del rio Cares. Le cautivó de tal manera, que desde entonces no dejó de salir a la montaña siempre que se presentaba la ocasión. Se hizo socio de un club y obtuvo la licencia federativa. Las salidas a la montaña se sucedieron una a otra y cada año con más frecuencia, de modo que a estas alturas ya era considerado como montañero de los más veteranos.
Tras cerca de treinta años de intensa actividad, los cuatro últimos como Delegado de Montañismo en León, presentó su renuncia porque entendió que otra persona más joven de signo ganador sería la más aconsejable para continuar su labor, porque nunca había pretendido ser autoridad y mucho menos autoritario. También influyó en su decisión que durante el último año había sufrido una operación importante, que le había dejado algunas secuelas crónicas que han ahondado y abierto profundas grietas en un muro que hasta entonces había permanecido recio y fuerte.

Anécdotas durante tan largo tiempo, pues claro que podría citar un montón, mas como simple ejemplo me voy a ceñir a mencionar un par de ellas que tienen como protagonista la niebla y la nieve, ya que en mi opinión ambos son los peores compañeros del montañero.

En cierta ocasión se perdió un grupo numeroso de montañeros, entre los que se encontraban algunos de los mejores, en una ruta que, además, era frecuentada por todos ellos. Sin embargo, la niebla cerrada y la nieve, que no dejaban tomar ninguna referencia, hizo que todos ellos se perdieran y después de algún tiempo se dieran cuenta de que estaban dando vueltas en círculo totalmente perdidos.En otra ocasión fui protagonista en solitario al haberme perdido, porque cometí un grave error debido a una falsa interpretación de unas huellas en la nieve, desorientándome totalmente y fui desde las inmediaciones de Orallo (León) hasta Villar de Vildas (Asturias). Una verdadera odisea. ¡No ir nunca solos!

El deporte, cualquier deporte, es importante para la vida de todo ser humano, pero si se hace un análisis en profundidad de lo que puede representar la práctica del montañismo, se encontrarán muchas razones para darle preferencia. Y sería bueno, aunque sea en pequeña medida, ayudar a alguien a que descubra el placer y la compañía que nos da siempre este deporte. Por supuesto que esto puede repeler a cierto tipo de mentes, pero también puede ser, de hecho es, fuente de un profundo atractivo para otros.

“Nada me inspira más veneración y asombro que un viejo que sabe cambiar de opinión”(Ramón y Cajal).

21 noviembre 2006

en principio

Este es un blog de pruebas que se puede convertir en definitivo