Existe una vieja historia acerca de un caminante en la Europa Medieval, cuyas travesías lo llevaron a la ciudad de LEÓN , caminando por sus calles, se encontró con unas personas que trabajaban afanosamente en una gran construcción.
Desde su posición, podía percibir la actividad de los trabajadores ocupados en su tarea. Intrigado, el viajero decidió investigar de qué se trataba.
Llegó el caminante al lugar de la obra y, dirigiéndose al obrero más cercano, lo vio ocupado en colocar piedras unas sobre otras, formando un muro. Su trabajo era desganado y sin cuidado, llegando, incluso, a provocar la caída de alguna piedra al suelo, astillando sus aristas. Acercándose más, le preguntó al trabajador en qué ocupaba sus afanes. “Estoy ganándome el jornal”, fue la corta – y resignada – respuesta.
Más adelante, otro trabajador, dedicado a la misma tarea, al que le repitió la pregunta, le respondió en forma cortante: “¿No lo ve?...Estoy colocando piedras unas sobre otras… “¿Qué hay de misterioso en ello?”.
Se acerco a otro de los trabajadores y le volvio a repetir la pregunta, la respuesta fue: Estoy cortando madera.
En un lugar más apartado estaba un mozo que barria y aplastaba piedra hasta hacer una amalgama, al preguntarle a él, contestó con orgullo:
YO?, ESTOY CONSTRUYENDO UNA CATEDRAL.
Observando a otros trabajadores dedicados a la misma tarea, el caminante se acercó y repitió la pregunta. En esta ocasión, el aludido esperó a alinear la piedra con la que en ese momento trabajaba, dio unos pasos para verificar la correcta alineación desde otra perspectiva y por fin respondió: “Yo estoy construyendo un muro.”
Por último, el caminante se aproximó a otro obrero. De todos los trabajadores, este parecía el más absorto en su tarea. Colocaba piedras, verificaba su alineación y, de vez en cuando, se retiraba unos pasos para mirar algo invisible que parecía elevarse por detrás de las piedras, en las que se observaba los efectos de la dedicación y el más cuidadoso trabajo. Intrigado, el caminante se acercó a esta persona, sin comprender todavía la razón de las diferencias observadas en el trabajo, pues en todos los casos se trataba de la misma actividad.
El viajero repitió la pregunta y, por unos momentos, el trabajador que estaba tan absorto en su tarea, pareció no haberlo escuchado. Después de una espera que comenzaba a inquietarlo, la curiosidad del caminante fue al fin satisfecha: “Yo”…contestó el obrero, mirando a las alturas en forma soñadora, deleitándose en los detalles de una visión del todo ausente para el caminante… “YO ESTOY CONSTRUYENDO UNA CATEDRAL”, dijo por fin con orgullo evidente.